SEÑOR RAJOY: NO HA CUIDADO EL BARRIDO DE
LA CASA
El partido lo estropean cuatro
hijos.- El resto es honrado, porque
conozco lo suficiente.- Pero la
oposición se agarra, aunque sea a una zarza, para sus propósitos políticos.-
Ciudadano dijo que quien no cuida sus casa, como va a cuidar las demás.- El SOE se agarra a cual cosa para hundir y
con la demagogia llegar al poder, porque tiene a su izquierda grandes
apoyos y larga experiencia.- El partido popular ni a izquierda ni a
derecha, por tanto no basta con parecer, hay que ser Y los cuatro Golfos
(palabras de Chaves), cargan el partido.-
Los ciudadanos están hartos de tanta corrupción.-
En Andalucía saben parecer y los cuatro
golfos se convierten indefinidamente.-
Pero el partido popular ha pegado un barrigazo en Valencia y de cuatro
golfos ha pasado al escándalo nacional.-
En Madrid que también es votante del partido popular sale otro
golfo.- La Casa hay que limpiarla como
dijo Ciudadanos, y quien no limpia su casa no puede limpiar las demás.- Aznar era más bravo para los golfos y los
mandaba pronto a freir espárragos, antes de que echaran raíces.- El árbol que echa raíces comienzan a salirle
brotes alrededor y van infectando todo el campo, si el labrador se descuida.-
Sin embargo aquí está Andalucía con infinidad de canales, cuyos locutores
reparten leña a todo su alrededor , y la casa sin barrer.- Ahí etá el Ciudadanos de Andalucía que pidió una investigación parlamentaria, en
la que se llamaban a declarar a sesenta
y nueve, desde la cúpula al pinche, y no son todos los que están, como dice el
refrán. SUR-30-01-16
Cuesta poco barrar la casa antes que se
acumula la porquería, porque el hedor se extiende y lo huelen tantos que se cabrean, los votos reducen y a lo largo,
quieras o no, tienes que barrer la casa, cuando es demasiado tarde.- He ahí los errores que se cometen que los
cabreados por un lado y los beneficiados por otro hacen tambalearse el edificio
entero.- Y a pasar a la travesía del
desierto.- Ya hay una experiencia
(busquen hemerotecas), de los años noventa, en los cuales el cabreo de los
ciudadanos se apoderó del deber de poner remedio en mil novecientos sesenta y
seis a tanta infidelidad a los fondos estatales, que volaban en vuelo directo a las cuentas corrientes.- Y a la travesía del Desierto.-
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