CAPÍTULO CXIX
El primer paso hacia la tiranía consiste en someter las
leyes a la ley del capricho.- Exigir que
los juece se hagan los tontos, que miren para otro lado igual que a la policía
y que los ´´bódalos´´ se vayan de rositas cuando hacen fechorías o abusan de los
ciudadanos, es dinamitar la base del Estado de Derecho, el imperio de la ley y
la división de poderes.- El poder
legislativo corresponde al Parlamento y no a los jueces, pero no a la opinión
pública presionando al poder judicial y al Ejecutivo en sesión continua de las
redes sociales.- La texis puede
aplicarse al Código Penal.- Si se le
sincroniza con la volubilidad de la calle, terminaremos en la ley de Lynch, el
poder es la calle.- Pero la parsimonia legal permite la reflexión, La previsión
de las opiniones minoritarias, la previsión de las consecuencias y, sobre todo,
el enfriamiento de las fiebres populistas.-
Es el primer paso de una sociedad hacia la tiranía, no es ni más ni
menos que someter la ley a la voluntad del capricho populista y dictatorial.-
El poder de las redes sociales es inmenso, donde entran
seres sin escrúpulos ni sentimientos y recurren a lo más bajo que puede llegar
un ser humano.- Cuando la ley asoma con
su poderosa razón de defensa ciudadana y el bienestar social, que es la razón
para la que existe, entre otras defensas de los derechos humanos y de sus
bienes, ahí están los populismos con su defensa ``boda lomena``.-
El populismo avanza a nivel mundial y, los que tengan la
dicha o la desdicha de contemplar su poderío, en un futuro más o menos lejano,
podrán escribir la segunda Historia Universal.-
La que hoy conocemos se reduce a los acontecimientos y vivencias de los tiempos
pasados, en los que ya no creen las nuevas generaciones, ni respetan ni acatan ni
sirven.
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