CAPÍTULO CLXXXI
Pedro Sánchez ha cruzado territorio al estilo de Cartago.-
Las primarias le han enfatizado como a Napoleón. Arrolló y se llevó las siglas del
PSOE, lo único que dejó cuando se fue de Secretario General, perdiendo elecciones
generales una y otra vez.- Ahora llega con
nuevos bríos y nueva fortaleza por el camino de La Moncloa, empujado por fuerzas
jóvenes, al estilo podemita, del que dice se siente bien.- Propone no ser zafio, huraño y terco, pero tuvo
el valor y el honor de vencer en las primarias contra su propio partido, aunque
con ideas diferentes.- Ahora comienza una etapa difícil que es más peligrosa y arriesgada,
remontar con la realidad, al margen de la euforia y las cantos de sirena de unas
juventudes que lo empujan, sin saber donde o sin saber como.- Si el partido no lo quiere le da igual.-
Por probar otra vez para llegar vivo a La Moncloa no se pierde
nada, puede probar y llegar como el burro flautista, por casualidad.- Cuenta con
grandes apoyos, eufóricos por subir al poder, aunque sean empujados, porque desde
dentro es donde se hacen las reformas correspondientes del progreso, ese poder progresista
que anda de boca en boca y de marca en marca.- La recuperación general tiene pocas
perspectivas por haber ganado la batalla contra sus propios generales, a trancas
y barrancas.- Al saber le llaman suerte,
derivado y enfatizado por un radicalismo que tiene su trono en otras redes diferentes
a un PSOE, no de hogaño.-
Si no escucha a las bases vuelve a la sordera democrática
del bipartidismo, si las escucha es partidario así mismo.- Pero siguiendo la radicalidad
de izquierdas, adiós a la socialdemocracia de la que el PSOE ha presumido, aunque
nunca se acerco.- Alguien de su partido, se dice, que le ha colgado la foto de Felipe
con la cabeza hacia abajo.- Mal augurio jugar
y luchar contra los generales.- Susana, por
ejemplo, ha recibido un duro golpe, después del gran apoyo de la jerarquía en bloque,
y ahora anda entre bambalinas, un poco temerosa del fiero poder enfatizado del liderazgo.-
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