viernes, 8 de abril de 2016

LA ESPAÑA INGOBERNABLE


CAPÍTULO   XXXVVVIII
YO PRESIDENTE
Está duro de pelar.-  Engañando a todos. Sin dar parte en el Tercer Plan de Desarrollo.-  Yo me lo guiso y yo me lo como.-  Mientras se pasa el tiempo y llegan las próximas elecciones en junio, de paso que se intenta se hace campaña electoral con reuniones aquí y allá, con Juan y con Pedro, con los buenos y con los menos.-  Al final ya se verá en el último minuto del último día si alguien del ‘’trio’’ no está dispuesto a repetir elecciones, que según las encuestas andan flojas las expectativas.
Mientras el ‘’teatrillo’’ anda entreteniendo a los espectadores, los desprecios a expectativas se diluyen y el sillón se aleja, los parados toman partido para las próximas que tienen buenas posibilidades.-  Los que se quedaron en casa el veinte de diciembre de dos mil quince (20-D), se frotan las manos y discuten sobre la vuelta a votar.-  Hay que dar ejemplo de que no se han enterado de nada los políticos.-  La mayoría de progreso que sentencian los ilusionistas sedientos de poder, está en unirse los buenos para sacar a la ciudadanía del hoyo económico que la dejaron gobiernos anteriores, sin progresismo, con trabajo.-
Las demagogias que se están viendo y oyendo, las propuestas sin fondos y con un déficit a galope de caballo, con palos en las ruedas para que no mejore.-  Las negociaciones no progresan, son un engaño, un señuelo, un desprecio a cualquiera que se presente del PP, es decir, a los votantes del partido que lo sostienen, que en las elecciones de dos mil once fueron las tres cuartas partes y en las del veinte de diciembre de dos mil quince algo más de la tercera parte.-  Con el desprecio de estos ciudadanos votantes jamás se podrá reformar nada en España.
Desprecio a la tercera fuerza política en el tripartito en embrión, mientras que para apoyar en autonomías sí era bueno, y en algunas ciudades.-  Yo Presidente al precio que sea, mientras los ciudadanos, los pobres, los sin techo, los sin trabajo ni perspectivas, los que tienen que ir a comer a los comedores de Cáritas, que no les piden carnet político ni de fe, se preguntan por qué tanto daño social, Por qué tanta avaricia.

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