LARGO DESPERTAR
Si mi despertar fue lento y laborioso
más lento y complicado fue recuperar la estabilidad emocional y de salud.- Los intensos dolores cada vez que hacía un
movimiento eran insoportables.- No había
minuto del día que no dijera ¡ay¡ y ya con más conocimiento de causa, solo a
ratos, me acordaba de mi pobre abuelo que lo habían perseguido a tiros como si
fuera un criminal o un saqueador- ladrón como era el rojerío que llegó a casa a robar y maltratar a una
familia honrada y trabajadora, en nombre de una pandilla y de unos ideales con
acciones semejantes de los tiempos de las cavernas.
Los ratos de sueño que podía
conciliar eran una tortura quejándome, según mi madre, pero aún volando entre
grandes nubarrones que me hacían despertar gritando porque me caía desde
arriba.- Un collarín y una faja me
rodeaban el cuello y todo el cuerpo y me hacían beber unas ponzoñas endulzadas
con miel de abeja, de color marrón, que me reconfortaban y tranquilizaban
transitoriamente.- Me tenían que dar de
comer como hacía mi madre con mis hermanitos pequeños: abre la boquita que va la sopita.- Preguntaba constantemente por mi pobre abuelo
y me contestaban que no me preocupara que sabían que estaba bien.- Tampoco me daban explicaciones de lo ocurrido
después del incidente que me mandó con San Pedro, a la puerta de cuyo refugio
estuve varios días, según mi abuela
contaba a las vecinas.-
Los tiros y los gritos
habían escandalizado el barrio, amigos y conocidos, igual que los pocos
familiares que teníamos pasaban a diario por el lado de mi cama.- Me
dijeron que la familia estaban en la Hacienda del Morrón con mi otro abuelo, Marko,
el padre de mi madre, que vino muy temprano y se a mi madre también.- Como era habitual que nos fuéramos de vez en
cuando, mi madre al Morrón donde vivía mi abuelo, que disfrutábamos de lo lindo
correteando por los alrededores que era todo manchón.- Salvo por delante del cortijo que había un
huerto con árboles frutales y una higuera grande cerca del portón, donde mi
abuelo criaba sus hortalizas, con un pequeño chorro de agua, un pilar para
beber las caballerías y una alberca, en la cual todos los veranos nos dábamos
algunos baños.-
Me quedé un poco triste, me
faltaban mi madre y sobre todo mi abuelo que me estaba preocupando a medida de
que iba recuperando la memoria, que no del todo la recuperé hasta mucho
tiempo.- Mi abuela y yo solos y yo me
aburría porque no me dejaba leer que era mi hobby, y ella se tiraba el día sentada
a mi lado y rezando.- La dije que llamara
a mi amigo Estrosa,. Era un hijo del músico,
más travieso no lo había, pero que éramos de la misma edad. Íbamos a la escuela
juntos y hay de aquel que intentara tocar a sus amigos por muy mayor que fuera,
que le hacía correr.-
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