lunes, 30 de noviembre de 2015

MIS RECUERDOS DE LA GUERRA EN MART


EL ENIGMA DE LA CUADRA

  Mi abuela y yo nos miramos, sabíamos lo que había pasado.-  La cuadra tenía una salida por detrás, una puerta llamada ‘’piquera’’ por donde se metía la paja todos los veranos para el ganado y la llave estaba siempre colgada dentro de la cuadra.-  Aquella salida daba a una casa que era de uno de los hermanos músicos, con los que teníamos muy buenas relaciones y por la puerta de su casa pasábamos la paja a la piquera.-  Mi abuelo salió por la puerta de los músicos y desapareció.-  Cuando los esbirros rojos volvieron de hacer el recorrido, el endemoniado Tuerto gritaba:  lo buscaremos y lo fusilaremos.-  Abrir esa puerta de la casa y entrar a envasar los granos y a quien se oponga le pegáis un tiro.-

                     Cuando levantaron al jefe del suelo se tiró la escopeta a la cara para disparar a mi abuelo que iba corriendo hacia la cuadra, no sé si lo hubiera conseguido sin mi intervención, yo al ver que pretendía matar a mi abuelo me lancé a sus pies abrazado fuertemente y pegándole bocados tan fuertes como podía hasta sacar los bocados.-  El endemoniado Tuerto gritaba como un cerdo de dolor e impotencia, alzó la escopeta y con la culata me dio un tremendo golpe en el cuello y parte de la nuca y no recuerdo más nada hasta muchos día después.-  Mi  abuela me dijo que estuve muerto más de una semana y que solo se me conocía la vida porque respiraba.-  Yo solo recuerdo que de pronto me encontré volando en una gran nube, de un lado hacia otro, a veces tenía calor, otras tenía frío; pero sobre todo lo que sí parecía era tener unos grandes dolores de cabeza y una sed que me devoraba.-  Escuchaba llantos y suspiros muy lejanos.-

                     Era una obsesión llamando a mi abuelo y sobre todo oír su voz diciéndome Tyllo te quiero mucho, porque era lo que de vez en cuando me solía decir cuando se encontraba deprimido, que últimamente era con mucha frecuencia.-  Mi pensamiento, si a esos disparates se le podía decir pensar, no recuerdo que tuviera otra sensación que era mi abuelo si se abría salvado de los tiros del Tuerto.-  Me sentía abrazado a sus piernas, con todas mis fuerzas, mordiendo incansablemente para salvar a mi abuelo, pero los dolores de cabeza me impedían razonar.-  Todos esos eran mis recuerdos montado en una gran nube negra y recorriendo mundos desconocidos, oyendo gritos y suspiros y conversaciones incoherentes que no podía hilvanar.-

                    Un día, digo yo que sería, me caí de la nube negra, iba derecho a estrellarme al vacío, braceaba abundantemente para agarrarme no sabía a qué, porque la nube había desaparecido.-  Me entraron ganas de llorar, una enorme pena, y de gritar, llamaba a mi abuelo y él me decía Tyllo, estoy aquí, lo oía, pero no podía verlo.-  La pena me ahogaba y grité muy fuerte.-  Entonces comencé a oír llantos muy cerca de mí y a ver una luz, a dejar de volar .

 

 

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