ANÉCDOTAS DE LOS MENORES
Padre se presentó al jefe de Falange al día siguiente y yo entré con él,
el hombre fue muy amable y le dijo que cualquier sosa que necesitara de él, que
allí estaba para servirle.- Tuvieron una
agradable charla, sin entrar a comentarios de la guerra, aunque por las noches
se reunían en casa Píor y allí hablaban del curso de las operaciones.- Paukino se había presentado en casa a saludar
a su primo y a nosotros, que la verdad es que yo no lo recordaba, tal vez
porque cada uno estaba en lo suyo.-
Dejé a los dos hombres conversando y me fui a ver a María Píor que estaba
en la puerta de la tienda.- Desde el
mostrador me dijo la Robles que se alegraba de que padre estaba ya en casa.-
Pedimos permiso para jugar un rato y nos fuimos a corretear, que era lo
nuestro.- Husmeamos por todos los
rincones de la plaza, por los bares de la Flurkencia y Ronko, donde había ya
muchos hombres jugando al dominó y a las cartas.- Ronco nos lleno los bolsillos de avellanas y nos sentamos bajo el parral.
En esto estábamos cuando llegó el maestro, el jefe de Falanke y padre que
venían al casino del Ronco.- El maestro
salió al poco rato y nos dio más avellanas y unos caramelos.- Éramos como el cochinillo de la virgen, que
en todas las casas le daban algo de comer.-
Mar era alegre y dispuesta y se reía.-
Decía que cuando se lo contaba a su madre no se lo creía.- Pero si sabía
que era verdad.-
Enfrente había otro bar que era de una tal Sekilla, y nosotros como dos
conocidos por todas las gentes, nos metimos en la cocina.- La señora estaba cocinando un choto y nos
dio unas tajaditas de asadura negra.-
Estaban muy ricas.- Mar siempre
que nos agasajaban con algo no hacía más que reír.- Cuando salimos de casa Sekilla dijo Mar:
vamos a la tienda que le llevo a mi madre avellanas.- Yo también había guardado algunas para mis abuelos.- Sorprendida cuando le dio avellanas la hija,
y se trepaba de risa.- Ahora si te creo,
le dijo.- Salimos otra vez y Antonia
nos dijo que éramos un par de truhanes, que íbamos como el cochinillo de la
virgen.- La clientela de la tienda se
reían de las cosas de los niño.
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