sábado, 28 de noviembre de 2015

MIS RECUERDOS DE LA GUERRA EN MARTE


EL PRÓXIMO FIN DE SEMANA A LA KRESNEDILLA

Así lo dijo el tío Basilio mientras comíamos en la Hacienda del Morrón.-  Padre que era el que tenía que dar el visto bueno aceptó.-  Queríamos también bajas a ver a Pekro Lakedo, el encargado del Alkodóvar en la de la Kresneda, a unos quinientos metros de la Kresnedilla.-  Un gran hombre que durante la guerra hizo mucho bien a las gentes del pueblo, a pesar de que la Hacienda no era suya.-  La Hacienda de la de la Kresneda tenía un gran venero de agua que daba riego a muchos huertos dentro de la finca.-  Tenía en la esquina de la Hacienda dos grandes morales, donde los chiquillos disfrutábamos comiendo moras.-  Uno era de moras blancas  otro de moras negras, pero eran tan grandes como las encinas que teníamos en las hazas de barranco.-

El día de la Kresnedilla estuvimos toda la mañana en la Kresneda los niños, subidos en los morales y Pekro disfrutando con nosotros, no tenía hijos y le gustaban los niños.-  Sentado cerca y cuidando de que ninguno se callera.-  Nos hartamos de moras de todos los colores, y después nos llevó Pekro a coger habas para que nos lleváramos.-  Traía un saco para echar las habas.-  Le llenamos el saco en poco rato, y él se reía de vernos en medio de las habas a tanto pequeño.- Alguno se perdía. porque las plantas eran grandes.

Como no subíamos tuvieron que bajar padre y el tío Bakilio por si había pasado algo y se encontraron a Pekro disfrutando de lo lindo, viéndonos coger habas y, lo más gracioso, destrozando las matas, no teníamos idea de lo que hacíamos.-  Cuando llegaron nuestros progenitores se asombraron del destrozo de plantas que habíamos hecho, y Pekro rayendo decía que solo habían pocas matas, que se caían del mucho fruto que tenían.-  También se echaron a reír y nosotros buscando a los niños perdidos en el habad

Pedro decía allí se menean unas matas, y allá que íbamos corriendo.-  Liamos una.-  Si no vienen los mayores, quién iba a llevar un saco de habas a la kresnedilla.-  Por supuesto que la piara de liliputienses no podíamos.-  Las madres, cuando llegamos, estaban sofocadas, con la comida fría, y nosotros con las ropas tan sucias que parecíamos pordioseros.-  Y la cara de moras restregadas que daba pena.-  Nos llevaron al grifo, que estaba cerca, y nos dieron un fregado que nos dejaron nuevos.-  Las mamás enfadadas con las moras, con los niños, con la comida que se había quedado fría, y nosotros tan contentos del magnífico día.- Cuendo me paro a pensar en los avatares de mi vida como niño,  ha sido el día más feliz de mi niñez, ya que las circunstancias de la guerra me hicieron ‘’niño hombre``.

 

 

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