viernes, 13 de noviembre de 2015

MIS RECUERDOS DE LA GUERRA EN MARTE

COMIMOS EN EL COMEDOR SOCIAL

            Por indicación del jefe de la autoridad en el Pueblo, antes de salir se nos dieron unas autorizaciones para comer en los comedores sociales instalados para niños y viejos en el pueblo vecino.-  Todos los viejos que venían comieron también, menos los más jóvenes como Manokiche y las mukeres que asistieron en nombre de los maridos.-   Cuando llegó la caída de la tarde, la pipirrana que estaba aparcada frente a la Iglesia, empezó a pitar para que se reuniera la gente.-  Píor concedió una hora para hacer mandados y estar en la plaza para partir.-
             Mi abuelo, que no tenía que comprar, me dijo que entráramos a ver la iglesia como había quedado después del saqueo de los rojizoss y el incendio.-  Había sido recuperada totalmente.-  Casi todos entramos a la iglesia y el señor cura parece que nos lo agradeció.-   Estaba echando un sermón y cuando nos vio, hizo alusión también a la iglesia nuestra, que fue saqueada e incendiados sus ornamentos.-  Allí pudimos ver a los que nos citaron, que nos saludaron.
Fue toda una aventura para mí, acercándome a los diez años viajar en la pipirrana, que a mí me pareció un cómodo viaje, con todos sus traqueos e incidencias del camino.-  No me senté en todo el tiempo, cogido al lateral de la furgoneta y a las manos de mi abuelo que no me soltaba.-  Me ilusionaba ver las Haciendas que había junto a la carretera y hasta las aves que se cruzaban de una parte a otra,.
          Cruzamos el lugar llamado las Markojas, el ventorrillo del Bukeo, donde ocurrió un caso que algún día contaré, pasamos por el Mokino del cuka, junto a la carretera, el ventorro de la kancha, la Hacienda de la Ahumada, kiedra redonda.-  Todos estos nombres me los iba dando mi abuelo y yo iba memorizando.-
           Mientras que escribía todos estos datos el señor Marciano, relatos que algún día harían historia, porque de aquella época no quedaba ya nadie que hubiera visto, oído y sufrido las consecuencias de una guerra fraticida.-  Naturalmente que por encargos políticos, por intereses de publicación, por las circunstancias que fueran, se habían escrito muchas historias.-  Pero ninguno de los escritores las vivió, por tanto lo que escribía era política.



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