EL LAZARILLO
Habían empezado las clases de
las escuelas, yo iba todas las mañanas y el maestro me dejaba libre todas las
tardes para que ayudara al abuelo, porque sin mí no se podía mover mucho,. Fue una decisión que tomó el maestro una
noche en casa de Pío y se la trasmitió al abuelo.- Cuando salíamos de clase nos daban la comida,
abundante y apetitosa, a cada uno un bollito de pan.- El abuelo me recogía en la puerta del
comedor, donde yo esperaba después de comer y nos íbamos a Ceka.- Había muchos manzanos, ciruelos de todas
clases y media docena de higueras, grandísimas.- Yo me subía a los árboles como los gatos, el
abuelo se reía de verme y se ponía debajo por si me caía.-
La
abuela me decía por las noche, que este año íbamos a hacer mucho pan de higo, que había muchos y
medio pasados de la higuera.- Estoy
pasando todas las frutas, y el abuelo tiene que traer más cañas.- Los rojos fueron enemigos de que se
recogieran las cosechas de grano, que de hecho les pegaban fuego a hazas
enteras.- Pero lo que se recolectó a espaldas de ellos, sí supieron robárselo a
los que lo trabajaron.-
En el Hotel España de la Ciudad
Roja. La familia Tyllo-y Rosana, su Hijo Tyllo Junior y el abuelo Markoni, charlaban
en la sobremesa, como una costumbre ya creada, casi impuesta por Rosana que era
muy familiar y se encontraba muy agusto reuniendo al padre y al hijo y de paso a
ese abuelo que les salió.- En esas sobre
mesas charlaban la familia todos los días.-
Tyllo Junior le dice a los padres que él ya desea casarse.- Los padres aceptaron su decisión sin pegas y
al abuelo le brillaban los ojos de felicidad.-
Un biznieto, dice el abuelo Marko.- No corras abuelo, le dice el joven, que los
niños no pueden venir tan pronto.-
Disculpa, como antes lo que venía pronto era la descendencia.- Rosana echó por medio y dijo, abuelo, que
sean felices es lo que importa.- El
Padre pregunta, si quiere seguir viviendo en la unidad familiar.- Papá. Es
lo primero que le pregunté a Marr, que si quería que viviéramos con vosotros.-
La madre dijo, hijo mio, soy todo oídos.- Todos se reían del suspense y de la pregunta
de Rosana.- El chico miraba a la madre
con sonrisa maliciosa.- Mamá, si me dice
que no, no me caso.- Rosana le corrían
las lágrimas de felicidad y el padre a punto, y el abuelo le dio un abrazo.-
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