TERROR ANARKISTA
Es terrorífico lo que trae hoy este
periódico, en su páginas seis, siete y doce.-
En ciertas partes de de Ekremakura y los sitios dominados por el
gobierno de la República, los sacerdotes asesinados, y algunos crucificados en
olivos, postes de teléfono y de la electricidad, así como en las paredes de las
iglesias, conventos y cementerios.- Con
las bayonetas mutilando varias partes de sus cuerpos.- Cuando se lo a mi abuelo se estremeció y me
hizo prometer que no se lo diría a la abuela.-
Mi abuelo se echó a llorar y yo lo calmaba diciéndole que eso estaba
lejos.-
Pero
él me dijo que lo que temía es que mi padre estaba entre ellos.- Pero él no hace esas canalladas abuelo.- Mi padre es bueno y no puede torturar y
asesinar.- Que Dios te ayude a conservar
tu inocencia.- En la página doce del
citado diario Liberal, relata las opiniones de la Prensa extranjera y demás
medios de difusión, que dice que el terror rojizo se ha instalado en España y
que está cometiendo atrocidades pavorosas contra personas honradas, pacíficas y
sobre todo inocentes.-
Sobre
todo los salidos de las cárceles se están ensañando con los religiosos,
sometiéndolos a una peligrosa persecución que siempre acaba con la vida de
algunos.- Mi abuelo me dice que hemos
tenido suerte de que los rojos huyeran del pueblo y no volvieran más.- De haber tardado más tiempo la falanke en
tomar el pueblo, yo estaría muerto en aquella cueva y vosotros seríais débiles
ante los tiempos que se avecinan.- Tú
eres fuertesito, hijo, pero estás enfermo del trancazo que te dio el Tuerto, qué sería de tí.- No quiero ni pensarlo.- No pienses en eso abuelo.-
Pero los dos teníamos las lágrimas a punto de
estallar y por fin salieron a flote.- Mi
abuelo, siempre que llorábamos, era con bastante frecuencia, me cogía entre sus
brazos como si quisiera protegerme de algo o de alguien.- Y yo lo comprendía.- Mi madre, mi abuela, yo tenía alguna noción porque me obligaban
las circunstancias y vivía el día a día con mi abuelo, que sin mí a su lado no
era nadie el pobre, sordo y analfabeto y en plena guerra, y, además, perseguido
para asesinarlo.- ¡Qué horror¡.
Marci, cuando tocaban en la puerta
dejaba de escribir y metía en un cajón la historia que estaba escribiendo de’’
MIS RECUERDOS DE LA GUERRA EN MARTE’’. La familia, todos sabían que la estaba
escribiendo y le animaban, pero escribir recuerdos necesita soledad y
tranquilidad.
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