EL FIN DE SEMANA
TRABAJAR
El fin de semana nos
fuimos todos a quitar las malas hierbas a la haza del Pechillo.- Allí teníamos muchos labradores alrededor que
se juntaban con el abuelo algunos días.-
Hacía un hermoso día de primavera, estaban casi todos en sus labores,
que más o menos eran las mismas que nosotros, quitar las malas hierbas
(desyerbar).- En el haceo del Río
estaban la familia Chavo, una haza famosa por el viejo, grande y bien
conservado almendro llamado de Chavo, donde íbamos muchos vecinos de labranza a
descansar.
Enfrente y al otro lado
del barranco Mataburras estaban Higuerillas, Ronco, Zacarías, Sambombas Sidra, como los más
cercanos.- Estos últimos pertenecían a
los arrendamientos de ls Hacienda de los Huertos, que la señora dueña de la
finca no ha dicho de recoger las tierras a los labradores.- Sambombas que estaba en medio de ellos, asomó
con una trupe, de todos sus vecinos, que venían a saludarnos.
Yo me quedé pastando el
ganado en la siembra, cerca de la era, que es donde estaba más grande el
sembrado.- Aprovechaba la ocasión para
leerme un par de periódicos que me llevé de casa Píor.- De todas formas, como tenían que alzar la voz
para que el abuelo se enterara de la conversación, también me iba a enterar
yo.-
Las cabras pastaban a
mí alrededor, estaban acostumbradas a estar cerca de mí, e incluso cuando se
echaban a descansar lo hacían muy cerca.-
Es que solo las cuidaba yo, tanto en el campo como en la casa, y ya
empezaba también a ordeñar, que la abuela me estaba enseñando.- Me gustaba estar con el ganado, son más
humanos que los que nos llamamos humanos.-
Se encariñan de sus protectores y lo demuestran con un cariño que no se
encuentra en algunas personas.-
Debajo del almendro,
con la buena sombra que tiene, se estaban olvidando de los quehaceres en la
labranza.- Hablaban de la guerra, que
era la comidilla en todas las reuniones, aunque en algunos medios era peligroso
definirse y existiendo por los tiempos de los tiempos.- Las guerras vienen de las políticas, del
querer mandar y, como decía el abuelo, la política es una zahurda melliza, que
cuando unos están comiendo, otros están gruñendo.-
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