MI REGRESO A EL COLEGIO
En el colegio ya sabían todos los
niños mi recaída de los dolores.- Mis
vecinos, los hermanos Múkicos, Cristokillas y otros de la banda que abrimos las puertas
del ganado a los rojos y se dispersaron, me hicieron un corro.- El maestro tocó
silencio y a escribir un dictado.-
Después me puso a prueba, como casi siempre, y escribió en la pizarra
dos cuentas, una de multiplicar y otra de dividir, y dijo: Tillo, a la
pizarra.- Yo tenía mucha práctica, me
enseñó un buen maestro y mi cabeza ya funcionaba de nuevo bien.- Que supiéramos multiplicar y dividir, solo
éramos tres: Múkico y de Anaskasio, nieto del poklero, los dos cuatro años
mayores que yo, y yo que era el pequeño que estaba en los primeros pupistres
delanteros.-
El maestro siempre gozaba con la
prueba de fuera nueves.- A mí me la
enseñó mi me la enseñaron cuando empezaba a multiplicar y hasta que yo llegué a
la escuela nadie la usaba o no la sabían.-
La primera vez que la utilicé en la pizarra, se levantó el maestro y me
puso otras dos cuentas y me dijo que las resolviera con prueba también.- Cuando terminé me preguntó dónde lo aprendí.- Me lo enseñó Isakel Rakírez Collantes.-
Después del comedor ese día,
mientras esperaba a mi abuelo para bajar a Ceska, llegué a casa de Píor, más
bien para ver a mi amiga .- Entré por la tienda y saludé a Antokia, y me dijo
que los niños estaban en el patio.- Nos
emocionamos los tres con el encuentro.-
Nos enteramos, dijo Mar, y lo hemos pasado mal, pero ya veo que has
quedado bien.-
Tengo que irme a Ceska que vamos por frutas, si quieres
caminar.- No sé si me dejará mamá.- Echamos por la tienda y allí estaba ya
esperando mi abuelo.- La chica dijo:
mamá quieres que vaya con los Marcianos por frutas? .- Rokles miró a mi abuelo, se quedó pensativa,
como sin saber que decir.- Mi abuelo
disipó el silencio, dijo, no pasa nada Atokia, solo que retozan un poco abajo y
arriba.- Son unos críos educados y se
llevan bien.- Atokia sonreía y dio su
consentimiento, pero le dijo al abuelo que lo hacía responsable.- Mi abuelo reía de gozo, ya no estaba yo solo esta
tarde.- Mar comía de todas las frutas y subía a los árboles como yo, mi abuelo
lo pasó bien.- ¡Si tu madre te viera, decía, cuidado¡.- Los chicos que se llevaban bien y se entendían
en todo, estaban encantados.- Cuando
volvieron al pueblo dice la madre de Mar, ¿pero dónde te has ensuciado tanto?.
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