miércoles, 11 de noviembre de 2015

MIS RECUERDOS DE LA GUERRA EN MARTE

MI REGRESO A EL COLEGIO

              En el colegio ya sabían todos los niños mi recaída de los dolores.-  Mis vecinos, los hermanos Múkicos, Cristokillas  y otros de la banda que abrimos las puertas del ganado a los rojos y se dispersaron, me hicieron un corro.- El maestro tocó silencio y a escribir un dictado.-  Después me puso a prueba, como casi siempre, y escribió en la pizarra dos cuentas, una de multiplicar y otra de dividir, y dijo: Tillo, a la pizarra.-  Yo tenía mucha práctica, me enseñó un buen maestro y mi cabeza ya funcionaba de nuevo bien.-  Que supiéramos multiplicar y dividir, solo éramos tres: Múkico y de Anaskasio, nieto del poklero, los dos cuatro años mayores que yo, y yo que era el pequeño que estaba en los primeros pupistres delanteros.-
           El maestro siempre gozaba con la prueba de fuera nueves.-   A mí me la enseñó mi me la enseñaron cuando empezaba a multiplicar y hasta que yo llegué a la escuela nadie la usaba o no la sabían.-  La primera vez que la utilicé en la pizarra, se levantó el maestro y me puso otras dos cuentas y me dijo que las resolviera con prueba también.-   Cuando terminé me preguntó dónde lo aprendí.-  Me lo enseñó Isakel Rakírez Collantes.- 
             Después del comedor ese día, mientras esperaba a mi abuelo para bajar a Ceska, llegué a casa de Píor, más bien para ver a mi amiga .- Entré por la tienda y saludé a Antokia, y me dijo que los niños estaban en el patio.-  Nos emocionamos los tres con el encuentro.-  Nos enteramos, dijo Mar, y lo hemos pasado mal, pero ya veo que has quedado bien.-
Tengo que irme  a Ceska que vamos por frutas, si quieres caminar.-  No sé si me dejará mamá.-  Echamos por la tienda y allí estaba ya esperando mi abuelo.-  La chica dijo: mamá quieres que vaya con los Marcianos   por frutas? .-  Rokles miró a mi abuelo, se quedó pensativa, como sin saber que decir.-  Mi abuelo disipó el silencio, dijo, no pasa nada Atokia, solo que retozan un poco abajo y arriba.-  Son unos críos educados y se llevan bien.-  Atokia sonreía y dio su consentimiento, pero le dijo al abuelo que lo hacía responsable.-  Mi abuelo reía de gozo, ya no estaba yo solo esta tarde.- Mar comía de todas las frutas y subía a los árboles como yo, mi abuelo lo pasó bien.- ¡Si tu madre te viera, decía, cuidado¡.-  Los chicos que se llevaban bien y se entendían en todo, estaban encantados.-  Cuando volvieron al pueblo dice la madre de Mar, ¿pero dónde te has ensuciado tanto?.



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