CAPÍTULO X V I
MIEDO AL RUIDO DE
SABLES.- ABC-15-09-83
Siempre he oído decir que los
socialistas de los años treinta llamaban a los militares arrastra sables.- Y es que a los socialistas no les ha gustado
tomar un desayuno de frente a los militares, mejor de espaldas.- Porque se da la circunstancia de que las
peculiaridades revolucionarias del socialismo ibérico, demostradas a través del
tiempo pasado, también celtibérico, siempre han inquietado a nuestros militares.- Con razón o sin ella, más acertado lo
primero, los militares han visto siempre con recelo la falta de sentido
nacional de la izquierda española.- Ahí
está el Gobierno de izquierdas, sí.
Cuando se dice que la derecha
quiere monopolizar el espíritu nacional y el concepto de patria, hay que tener
en cuenta que la izquierda no hace mucho a favor del concepto de unión
nacional.- Siempre anda ligada a los
nacionalista e independentistas, que no es la mejor confianza ofrecida a la
sociedad.-
También es verdad que el
socialismo siempre ha mirado con inquietud a los militares con vocación
política, en su ya larga costumbre de acabar a sablazos con los problemas
políticos del país.- La entrada de
Tejero en el Congreso de los Diputados, con el Gobierno un poco ‘acojonado’ ,
los diputados por los suelos, los socialistas bajo los escaños, mientras
llovían trozos de cascotes del techo del Hemiciclo, no quiere decir sea una de
las mejores estampas históricas relajantes, para que las inquietudes viejas se
puedan convertir en una confianza muy cordial y satisfactoria.-
Cuando ha llegado algún ruido de
sables de la sala de banderas, las cosas se ponen un poco tensas y los pelos de
punta.- Uno de los personajes políticos
más mentado en estos años de la transición, es el tan famoso y recordado, de
vez en cuando, ‘caballo de Pavía’.- En
nuestra nerviosa política , alguien, nunca falta, pondrá la oreja, como los
indios la ponían en el suelo, con el fin de oír cabalgar al ‘caballo de Pavía,
que en paz descanse.-
Los políticos andan siempre
acusándose de tener amoríos con el caballo de Pavía, que ya hubo alguna ocasión
no lejana en la que don Alfonso Guerra dijo que si el caballo de Pavía entrara
en el Congreso, Adolfo Suárez se subiría a la grupa.- Y es que los políticos
andan a crismazos con la democracia, sucumbiendo a las tentaciones
antidemocráticas, se echan al monte y miran de reojo a los ruidos de sables y
escuchan por si viene el caballo de Pavía.-
En estos momentos de la historia transitoria, haberlos haylos que dicen
ser demócratas de toda la vida.- Si,
hasta en los tiempos de Franco había demócratas, pero no lo sabían hasta que
llegó la hora de respirar la libertad de hablar, porque hasta ahora esa es la
libertad que ha venido, hablar y votar, manifestarse para joder al grupo político
en el poder y que no pueda gobernar para el bien social, sin el permiso de la
oposición.
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