domingo, 18 de diciembre de 2016

LOS GOBIERNOS DE FELIPE GONZÁLEZ




CAPÍTULO         X V I

MIEDO AL RUIDO DE SABLES.- ABC-15-09-83
               Siempre he oído decir que los socialistas de los años treinta llamaban a los militares arrastra sables.-   Y es que a los socialistas no les ha gustado tomar un desayuno de frente a los militares, mejor de espaldas.-   Porque se da la circunstancia de que las peculiaridades revolucionarias del socialismo ibérico, demostradas a través del tiempo pasado, también celtibérico, siempre han inquietado a nuestros militares.-   Con razón o sin ella, más acertado lo primero, los militares han visto siempre con recelo la falta de sentido nacional de la izquierda española.-  Ahí está el Gobierno de izquierdas, sí.
               Cuando se dice que la derecha quiere monopolizar el espíritu nacional y el concepto de patria, hay que tener en cuenta que la izquierda no hace mucho a favor del concepto de unión nacional.-   Siempre anda ligada a los nacionalista e independentistas, que no es la mejor confianza ofrecida a la sociedad.-  
               También es verdad que el socialismo siempre ha mirado con inquietud a los militares con vocación política, en su ya larga costumbre de acabar a sablazos con los problemas políticos del país.-   La entrada de Tejero en el Congreso de los Diputados, con el Gobierno un poco ‘acojonado’ , los diputados por los suelos, los socialistas bajo los escaños, mientras llovían trozos de cascotes del techo del Hemiciclo, no quiere decir sea una de las mejores estampas históricas relajantes, para que las inquietudes viejas se puedan convertir en una confianza muy cordial y satisfactoria.-
              Cuando ha llegado algún ruido de sables de la sala de banderas, las cosas se ponen un poco tensas y los pelos de punta.-  Uno de los personajes políticos más mentado en estos años de la transición, es el tan famoso y recordado, de vez en cuando, ‘caballo de Pavía’.-   En nuestra nerviosa política , alguien, nunca falta, pondrá la oreja, como los indios la ponían en el suelo, con el fin de oír cabalgar al ‘caballo de Pavía, que en paz descanse.-
               Los políticos andan siempre acusándose de tener amoríos con el caballo de Pavía, que ya hubo alguna ocasión no lejana en la que don Alfonso Guerra dijo que si el caballo de Pavía entrara en el Congreso, Adolfo Suárez se subiría a la grupa.- Y es que los políticos andan a crismazos con la democracia, sucumbiendo a las tentaciones antidemocráticas, se echan al monte y miran de reojo a los ruidos de sables y escuchan por si viene el caballo de Pavía.-   En estos momentos de la historia transitoria, haberlos haylos que dicen ser demócratas de toda la vida.-  Si, hasta en los tiempos de Franco había demócratas, pero no lo sabían hasta que llegó la hora de respirar la libertad de hablar, porque hasta ahora esa es la libertad que ha venido, hablar y votar, manifestarse para joder al grupo político en el poder y que no pueda gobernar para el bien social, sin el permiso de la oposición.



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