EL PRINCIPE Y LA
PLEBEYA
La boda real celebrada el
día veintinueve de abril de dos mil once entre la alemana Catalina Middleton
(kate) y el príncipe Guillermo de Inglaterra, ya casados duques de Cambridge.-. No solamente es la boda del año si no del
siglo, en unos momentos de la historia inglesa, en que la economía del país
anda en la cuerda floja.- El gobierno
liberal conservador salido de las urnas hace poco tiempo, ha tenido que hacer
grandes recortes para ir saneando las cuentas públicas, muy maltrechas a la
salida del gobierno de izquierdas laborista.-
Los laboristas que
gobernaron el país más de una docena de años, parece que no acertaron, no
supieron o no quisieron sanear el déficit y más bien lo incrementaron hasta el
punto extremo.- Ahora, como siempre
ocurre en los cambios de gobierno, el pueblo vota a los conservadores para que
saquen las castañas que se están quemando y enderecen los entuertos que dejaron
los buenos en sus gobiernos.- Pero esto
ocurre en todos los países y por las mismas políticas.-
Con los recortes sociales
vienen las quejas, las huelgas, las acusaciones y las tensiones políticas, por
eso esta boda real ha sido como un bálsamo para serenar los nervios, dar
alegría y festividad al país y olvidar unos momentos la economía, el déficit y
a los culpables, uniendo a los hijos de la Gran Bretaña en la mejor de las
festividades del año, la boda real tanto esperada durante siete años de convivencia.-
La familia real salen al
balcón de Buckingham para saludar al público, delante de los cuales se ponen
los novios y saludan, se dan un beso real, el público se anima y piden más, por
lo que tienen que repetir, si al beso se le llama rozar los labios.- Pero los que llegaron de Alemania querían ver
un beso real, ya que ellos no tienen reyes desde Carlos I de España y V de
Alemania.- Solo tienen a la Ángela
Merkel, llamada la locomotora de la economía de la zona schengen, porque tira
del carro del euro y pone firmes a más de un gobierno dadivoso y manirroto, que
han tenido que ser intervenidos, como Grecia, Irlanda y Portugal, y otros, como
España, acercándose peligrosamente al abismo de la intervención.-
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