RESTAURANTE
TYLLO-KIOTO
El señor Marko seguía regentando el
Restaurante TYLLO-KIOTO en la ciudad
Azul, capital del Estado Rojo de Marte, donde las cosas mejoraban día a día con
la entrada de Tyllo y Kioto formando parte de la sociedad.- Tyllo alternaba la
dirección del Restaurante con la cooperación de los festejos en la Ciudad Roja
del Desierto, donde se le consultaba todos los cambios que había necesidad de
hacer.- Igualmente, en la Ciudad Azul,
Marko se atenía a las instrucciones que daba Tyllo para los cambios de programas.-
Todos los fines de semana se
hicieron famosos en el Restaurante y, a
medida que los ciudadanos de la ciudad Azul se iban enterando de la existencia
de aquel Restaurante, donde los fines de semana se bebía gratis y se pagaba la comida
( salvo bebidas especiales que eran pagadas), el Restaurante Tyllo-Kioto se
llenaba los fines de semana, y había que pedir varias semanas antes la reserva
de mesas y comidas.-
La fiesta de la noche era muy
animada y con espectáculos variados.-
También eran ciertas bebidas gratis, aunque se pagaba la entrada y todo
lo que fuera aperitivos y productos comestibles.- El programa diseñado por Tyllo estaba dando
sus frutos y, por ende, según decía Marko, mucho dinero.- De ahí que hasta los
trabajadores, empleados en las diferentes tareas del Restaurante, estuvieran
contentos y sirvieran, a su vez, de colaboradores de propaganda que se extendía
por toda la ciudad.-
En las reuniones de fines de
semana en el Restaurante, pocas veces faltaba el señor alcalde de la ciudad
Azul, que con Tyllo y Marko formaban el trío de las noches fiesteras.- Tyllo se lanzaba a la pista a bailar unas
sevillanas, con algunas damas salidas de la Academia que había montado el año
antes en aquella ciudad, donde se extendía el folklore español, nacido en la
parte de Andalucía y extendido por todo el planeta Tierra.- A quién se le podía decir que en el corazón
de Marte, en la ciudad de un Estado, se bailaban sevillanas y folklore español,
que había llegado la alegría andaluza.-
La mujer del alcalde, en reunión
de varias señores de la alta y gromurosa sociedad de la ciudad Azul, se
divertían de lo lindo disfrutando de aquellas fiestas de fines de semana que
jamás habían conocido en su país.-
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