CAPÍTULO
CXXXVI
EL PROGRESISMO.- No genera riqueza, tal como lo instaura la
izquierda en la sociedad.- Son
razonamientos diferentes, pero los resultados no dicen eso, y ahí está en las
Hemerotecas el resultado de las demostraciones que hemos vivido.- Los números cantan, se suele decir en las
matemáticas.- En el año mil novecientos
noventa y seis terminaron trece años largos de progreso.- ¿Cómo quedó España?.- En dos mil once terminó otro periodo de
progreso de siete años.- ¿Se parece al
periodo anterior?.- Eso no son opiniones,
ahí están las Hemerotecas.
Sin
embargo, hay otro periodo desde mil novecientos noventa y seis a dos mil
cuatro, al final del cual ya se estaba diciendo por los Estados de Europa: ‘’El
milagro de España’’.- También está en
las Hemerotecas, por tanto no es demagogia.-
Con un poquito de razonamiento, sin afecciones políticas y comparando
etapas, en cuanto al progreso económico y social, no en cuanto a las variantes
políticas, he ahí el progreso.-
El
progreso de los paises, de la sociedad en la que se desenvuelven, de las capas sociales que lo integran, no
está en el vocablo Progreso.- Está en la
realidad en la que vive, trabaja, se desenvuelve, de la que se alimenta, se educa
y la que lo sostiene con un sistema de trabajo, de derechos sociales, paz y tranquilidad.-
Vivir de la subvención, del paro, de la impotencia
económica soñada y políticamente esperada, es utopía.
El progresismo
es el arma de la que se sirven los políticos para llegar y para mantenerse en el
poder.- Es el opio del pueblo, el señuelo,
la utopía para la permanencia perenne e inamovible del poder totalitario.- ¿Andalucía?.- ¡Oido al parche, España¡,
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