CAPÍTULO
LXVII
LAS URNAS, ¿CAMBIARÁN EL FUTURO?
Yo
recuerdo aquella copla de Antonio Molina: el futuro es muy oscuro, bis, trabajando
en el carbón.- Pero el problema de hoy
no es el carbón, es el carbonero que se niega a apoyar a nadie que no sea él
mismo, es decir, ‘’yo presidente’’.- La
tiranía, el desprecio, el orgullo con qué lo dice, hacen temblar de antemano, a
los parados, la economía, los servicios sociales, los jubilados y los que están
por jubilarse que ven sus pensiones en el aire, que crisis tras crisis, van a
menguar demasiado.
El ego
personal por encima del bienestar ciudadano.-
O yo o el caos.- Esperemos que
salga premiado de esta legislatura que viene tras los comicios del domingo
veintiséis de junio, porque se lo merece.- El pueblo es soberano y tiene la
palabra.- En dos mil once reconoció el
pueblo lo negro que se había pasado.- En
dos mil dieciseis tiene la palabra el pueblo, para que no haya otra legislatura
‘’basura’ como la de los ciento treinta y tres días, de comedia tras comedia.-
Las
urnas cambiarán el futuro de este país, que tan necesitado está de un cambio,
no radical; pero sí saneando tanto desperdicio corrupto, algo difícil de
enderezar, después de haberlo torcido tantos años, mirando a lo lejos, a
horizontes lejanos, sin ver lo que tenemos ante los ojos.-
Puede
que tenga un arreglo si los egos de los despreciativos se suavizan, aunque sea
a base de que la ciudadanía le pare un poco los pies y le señale el camino del
bien ciudadano, por encima del ego personal, como soberano que tiene la
palabra.
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