CAPÍTULO I V .-
VIDA DE CALVO SOTELO.-
Don José Calvo Sotelo nació en
Tuy.- Sus padres, Pedro Calvo Comino,
juez de instrucción, y la madre Elisa Sotelo Lafuente. Su padre pasó destinado a León después a la Coruña, donde comenzó sus
estudios Calvo Sotelo, en los que se distinguió como buen estudiante.- Estudió el Bachillerato en La Coruña y Lugo,
donde marchó su padre cuando ascendió a magistrado y siguió en Zaragoza, donde
marcharon posteriormente y comenzó sus estudios de derecho.- Al terminar la carrera hizo oposiciones a
abogados del Estado, distinguiéndose con el número uno en los temas de derecho
administrativo.-
Estaba leyendo el periódico a la
luz de un candil, por qué habían cortado
la de la red eléctrica.- Era de noche y
habíamos llegado del campo, mi abuelo estaba pendiente de la lectura de
periódico, mientras que esperábamos a mi padre que se había quedado con unos
compañeros hablando.- Por aquellos días
el problema del asesinato de Calvo Sotelo y del Oficial de Seguridad en Madrid
era la comidilla de las gentes de los pueblos y, supongo que de todas las
ciudades también.-
Sonaban tiros en el pueblo y todos
nos asustamos.- Mi padre no venía y mi
madre y mi abuela estaban preocupadas.-
Mi abuelo dijo que iría a buscarlo, pero no lo dejaron.- Ya había bastante con una preocupación en la
familia.- Las horas pasaban y los
disparos se sucedían con frecuencias, cada vez con más intensidad, lo que
significaba que estaban disparando más cerca de nuestra casa.- Fue una noche infernal.- La recordaré toda la vida.- Cuando hoy en día se habla de que cualquier
niño necesita un psicólogo, por tal o cual cosa, yo me sonrío.- Allí quería yo haber visto a ese ‘cualquier
niño’.-
Sigue leyendo, hijo, dijo mi abuelo
para cortar el mal trago que estábamos pasando.- Dice el periódico que tuvo controversias
con algunas personas en un Congreso
penitenciario, en el que señaló los defectos del Liberalismo y de la
democracia.- Cuando se inauguró la
juventud “maurista”, al grito de Maura sí, se distinguió entre sus elementos
más directos.-
En estos momentos estamos todos
reunidos, unos llorando, yo leyendo y mi abuelo dialogando conmigo sobre la
vida de Calvo Sotelo, pero por fin todos llorábamos al oir los tiros en la
calle.- Siete criaturas : Mis dos
abuelos, mi madre y mis tres hermanos.-
Todos llorábamos, yo creo que asustados por los disparos que sonaban
cada vez más cerca.- Hasta un perro que
teníamos, que estaba en la puerta de la casa, lloraba.- Es decir, en vez de ladrar, aullaba; pero
eran unos aullidos largos, como lamentos salidos del alma, como el que espera
una desgracia o la presiente, que en ese
aspecto los perros huelen el peligro.-
Pero no debía de estar lejos ese peligro, como el de Calvo Sotelo.- (Id-14-07-36-martes).
No hay comentarios:
Publicar un comentario