CAPÍTULO CCLXXXVVIII
Marci había llamado al
hotel para que organizaran una pequeña fiesta.-
Estaban tan contentos que cuando supieran las mujeres el éxito del
Desierto no lo iban a creer.- El jefe se
fue directo al Consejo, a organizar una reunión.- Tenían que organizar una inauguración, pero
contando con los medios oficiales del Estado, que posiblemente asistirían a tal
evento.- Un espejismo de semejantes
características no es normal dejarlo sin observar.-
Las mujeres fueron
informadas del feliz acontecimiento vivido en el Desierto Rojo, y gritaban de
felicidad, sobre todo Flor, que tenía una gran esperanza de que saliera bien. En el hotel fueron informados y salieron a la
explanada a recibir y felicitar a los dos hombres que trabajaron en el
proyecto, acompañando a las mujeres que no cabían de gozo.-
La fiesta aquella noche en
el hotel se llenó de gente, porque además de los clientes normales, habían
llegado varios vehículos con un par de cientos de clientes a pasar el fin de
semana.- Españolo bailaba como un
trompo, bebía de vez en cuando alguna copita en compañía de Marci.- Creo que la vais a pillar y gorda, les dicen
las mujeres.- Un día es un día, verdad
Españolo?.- Sí, pero hoy no es un día
cualquiera, porque es el día de los éxitos, el día del asombro al mundo, el día
que el hombre dominó a la naturaleza y venció su curso normal.- Estás orgulloso de tu hazaña, eh amigo? le
dice Marci.- Más que orgulloso estoy
sentimental.- Retrocedo mis recuerdos a
mis tiempos de estudiante y oigo los consejos de mi padre.-
Estudia hijo, algún día
te acordarás de estas palabra y en verdad que ya me estoy acordando.- Me gustaría que desde el más allá viera mi
obra, para que no tuviera mal concepto de mis calaveradas de play-boy.- Él pudo estar orgulloso de mis estudios, de
mis títulos, pero no pudo ver el fruto del sacrificio.- A decir verdad este es el primer fruto.- Mi vida de play-boy, que me gané en mi
entorno, solo dio frutos de bebedor y mujeriego.-
Las mujeres llegan y les
dicen: Eh, chicos a bailar que se os
vayan los humos del alcohol, y dejéis de echar miraditas a esas rubias que han
venido esta noche.- Los dos hombres se
miraron; pero si no hemos visto a las rubias.-
A mi no me la dais, comenta Flor, porque sois un par de mujeriegos que
estáis muy sueltos.- Tú entiendes algo
Marci?.- Yo no y tú?.- Yo sí.-¡E
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