CAPÍTULO CCLI
Pues tengo noticias para ti,
Marci, que el presidente del gobierno va a visitarnos en los trabajos del
Desierto.- Me dicen en el comunicado,
que puede ser que quiera entrar hasta el fondo de los trabajos, ahora que
tenemos ascensores para bajar y
subir.- Porque lo que tú estás haciendo,
Españolo no se lo cree nadie; vamos, que es increíble.- Ya sabes que hasta los más valorados
científicos de este país, pusieron sus dudas a tu proyecto.-
Se lo debo al Consejo
Científico que puso toda la carne en el asador en mi proyecto, cuando lo
presente, sobre todo el jefe del servicio, que se jugó la vida conmigo.- El y yo somos los únicos que sabemos dónde y
cómo está el interior de las montañas Rocosas.-
Y el caudal acuífero y su valor real en el Desierto.-
Ten en cuenta, Marci, que en
el interior comentaré yo los trabajos al presidente y nadie más.- Pero en el exterior, aunque yo esté presente,
te corresponde a ti dar cuenta de todo lo que te pregunte.- Gracias amigo, por dejarme un poquito de
charla a mi, porque tú eres el director de interior y exterior, es decir de
todos los trabajos.-
¿Y yo puedo estar presente
ese día, señores directores?, dijo Flor con un poquito de guasa.- Pues mira, no lo había pensado, le espetó
Españolo.- Claro, dice Marci, si ese día
se presentan allí hermosas rubias, de las que siempre andan merodeando
alrededor del poder.-
A vosotros os voy a dar yo
rubias, con zapatillas incluidas.- Esto
decía Flor mientras andaba tras ellos con una zapatilla en cada mano.- El metre del hotel sonreía a placer, porque
aquellos coloquios eran tan habituales y divertidos, con los dos españoles y el
marciano, que parecía habían estado juntos toda la vida.-
Españolo, hoy nos van a
zurrar.- Cuando se lo cuente a Mar se
muere de risa.- Pero, chico, qué genio
tiene tu gatita.- Eso no lo sabes tú
muy bien.- Hay que vivir con ella para
saberlo.- Pero, ¿sabes Marci?, ese
geniecillo es solo una válvula de escape.-
Es la mujer más dulce que he conocido.-
Y ya conociste muchas, verdad?.-
Algunas, Marci, pero no tenían ni la mitad de las aptitudes de Flor.-
Eres muy feliz con ella,
verdad?.- Somos muy felices los dos,
Marci.- Sin Flor no sé qué haría yo en
Marte.- Pues, estarías con una marteña,
Españolo, que las hay de bandera, y tu las conoces.- Es posible amigo.- Porque yo sin amor no puedo vivir mucho
tiempo, pero me quedo con Flor, que hasta su nombre me gusta.- ¡Lo sé,
Españolo’.-
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