CAPÍTULO CCLXXXVVII
El milagro de las Rocosas
es el milagro de Españolo.- El día de la
inauguración se hará famoso en todo el planeta Marte.- Nadie había conseguido descubrir, montar el
equipo correspondiente y sacar a la superficie, desde más de mil metros de
profundidad, cientos de miles de litros de agua .- He aquí que este español llegado a Marte en
viaje de placer, como play-boy que es, se embarcó en una aventura que estuvo
cerca de la muerte.- Descubre el
nacimiento más potente de agua que se ha conocido, consigue los medios y lo
saca a la superficie a más de mil metros de profundidad, sin tener un error en
los cálculos.
Españolo, dice el jefe de
Consejo, ya creo en los milagros.- Todos
se reían de la expresión del jefe que, abrazado a Españolo miraba, con ojos
desorbitados, aquella montaña líquida que salía de las entrañas del Desierto
Rojo, como impulsada por cientos de demonios, que eran los caballos que se
encargaban de catapultarla al reseco y ardiente ambiente desértico.-
Nadie lo hubiera creído,
sin embargo el jefe del Consejo Científico lo tuvo claro desde el primer día y
no vaciló en poner todos los medios necesarios a disposición de Españolo y
nombrarlo director general con amplios poderes.-
Subieron los tres hombres
en aquel artefacto y viajaron despacio junto a la torrentera, disfrutando del
extraordinario espectáculo que se podía apreciar ver aquel torrente de agua
viajando camino del mar, regando el reseco lecho de la torrentera y levantando
nubes de espuma que se las llevaba el viento a estrellarlas contra las
ardientes arenas del desierto.-
Llegaron a la orilla del
mar al mismo tiempo que aquella marea líquida que viajaba por su ya construido
camino, para mezclarse con las saladas aguas, serenas y tranquilas, batiéndose
despacio en las orillas resecas.-
Si el espectáculo de la
salida de las aguas de las entrañas de las Rocosas era imponente, el choque
contra las aguas del mar no era menos espectacular.- Fue un choque tan tremendo que levantaba
montañas de espuma que se volatilizaban Desierto a dentro.- Los tres hombres
estaban asombrados presenciando un espectáculo nunca visto, orgullosos porque
era su obra, la obra de la inteligencia venciendo a la naturaleza.- Lo que me voy a divertir Españolo.- Más, jefe?.-
Sí, el día de la inauguración la cara que pondrá un socio del consejo
que dio su voto en contra de un extranjero llamado Españolo.- No lo consideraba
apto.- Ahhhh¡, y después de haberse
jugado la vida varias veces para descubrir lo que aquel otro no fue capaz, dice
el jefe.
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