CAPÍTULO CCLXII
La vuelta al hotel, qué
satisfacción tuvo Españolo.- Le había
parecido una vida entera aquellas veinticuatro horas encerrado en aquel lago,
donde perdió la vida uno de los tres de la expedición.- Donde partieron él y el jefe del Consejo
buscando una salida y estuvieron cerca de encontrar la muerte.-
Marci ha organizado en el
hotel una pequeña fiesta familiar, entre amigos y clientes habituales y
conocidos, para hacerle los honores a Españolo, a la vuelta de su accidente en
las montañas rocosas.- Españolo estaba
tan enamora que no se retiraba de Flor.-
La pareja se hicieron habituales en la pista de baile y no dejaban a la
orquesta descansar.-
Flor le decía al oído a su
amor: ¿Sabes, Españolo, que esta noche
te perdono.-. O sea, esta noche no me
matas.- Bueno, eres tan malvado que te
lo mereces.- Pero quiero matarte de otra
forma.- Me lo imagino, tienes tus
métodos propios y, además, muy sofisticados, que considero terribles,
torturadores.-
Pues te sometes a mis
métodos con mucho placer, sin decir nada, ni hacer nada para defenderte.- ¿Sabes, amor mío?.- Con quién me casaría si me quedara soltero
otra vez?.- Me interesa saberlo.- Contigo.-
Noooo.- Bueno, si no quieres no
me caso.- Quiero decir siiiiiiiiiiii.-
¿Sí?, pero si ya estoy casado contigo.-
Españolo, tengamos la fiesta en paz.-
Marci, que estaba
bailando con su mujer Mar, se acercó a la pareja y les dijo: ¿cómo lo estáis
pasando amigos?.- Bueno, aún no se quitó
el zapato.- ¡Españolo, ¡ no me desafíes,
que me quito los dos, que tengo ganas, que te lo mereces.- Marci se alejó bailando y soltando la
carcajada.- Sois los mismos, no
cambiáis.- Españolo apretó a Flor
sobre su cuerpo, ella alzó sus ojos azules y lo miró sonriente, y pegó su
cuerpo al de su marido como si fuera una lapa.-
Los dos se besaron apasionadamente.-
Habían parado de bailar
paras besarse, el público rompió en palmas, que cada vez abundaban más.- Flor respiró y le dice: Españolo, más, y su
marido volvió a besarla largamente ante las miradas atónicas de los presentes,
que no sabían cómo aguantaban tanto sin respirar, ni que estuvieran bajo agua.- La orquesta dejó de tocar.- Españolo enlazó a su amada por la cintura y
la sujetaba tan fuerte, que Flor no sentaba los pies en suelo.- Se dirigieron al ascensor y desaparecieron
sin mirar hacia atrás.- Ya en el ascensor,
Flor le dice a su marido: soy muy feliz,
yo también.
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