LOS CABALLISTAS
REGRESAN DE SU TRABAJO
Habíamos estado comiendo,
unos garbanzos tiernísimos, hacía un fresquito bajo la parra muy bueno, se
estaba muy a gusto.- De pronto oímos
voces y trote de caballos.- Desde nuestro
aposento se vía el camino, que estaba a unos treinta metros y se pillaba
debajo.- Eran los caballistas que vimos
salir por los huertos, desde la plaza, que se perdieron por las Chozas y
bajaron hacia la Fresneda y ahora regresaban por la carretera.- Habían dado la vuelta y revisado los campos,
de ahí el humo negro que habíamos vista unas horas antes por toda la zona del sureste.-
Ahora llegarían a decirle
al Tuerto, misión cumplida, jefe, y otro día continuaremos.- Buenos caballos los que trae esta gente, le
digo al abuelo.- Si, hijo, los mejores
que había en los cortijos, se los han traído ellos, pero los montan como a los
burros.- Como paletos que nunca montaron
un caballo, solo ahora porque se han dedicado a robar, ya que son los dueños
del poder, aunque sea un poder de bandidos y transitorio.-
Abuelo, el trigo que nos
han robado en la era, qué harán con él.-
Supongo que traérselo a la iglesia, donde han instalado el centro de sus
fechorías.- Pobre cura, que contaban
ellos en la plaza que se tuvo que tirar al río.- Si, pero no lo pudieron coger, fue más listo
que ellos.- Y no tuvieron agallas para
tirarse al río tras él.- Tendrías que
hacer como mi abuelo Juan ha hecho con la recolección.- Tienes razón, tendré que hacer un nido en el
pajar, porque me temo que no se van a conformar solamente con el trigo que nos
robaron en la era.- Vendrán a llevárselo
todo y dejar como la otra vez nada más que los clavos de las paredes.-
Saben que tenemos un buen
granero, lo que pasa es que ahora están saqueando los cortijos y quemando
cosechas, y tienen trabajo y el almacén lleno, pero echarán mano también a las
casas del pueblo.- Nos conocen a todos y
saben quién labra y quién no, y nosotros estamos entre los trabajadores, no
como ellos que son unos señoritos sin dinero y sin ganas de trabajar.- Haré un
nido para que podamos comer, en caso de que vengan a saquear.- Cuántas fanegas
tendremos en la otra casa, unas doscientas, que no hemos pagado las rentas al
dueño que son la tercera parte.
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