martes, 27 de octubre de 2015

TYLLO EN MARTE

                                                 EXCURSIÓN INOLVIDABLE
                      Una gran cadena de hoteles y restaurantes, casitas para guarecerse en el camino en caso de las tormentas desérticas que se daban en ocasiones.-   Una gran empresa se ocupaba de todo, cuyos presidentes eran nombrados por el Gobernador o el JEFE DE SERVICIOS MARCI.-  Una de las reglas más estrictas para los que se adentraban en el Desierto era respetar la flora y la fauna del lugar y respeto a las autoridades designadas para su custodia, bajo grandes multas.-
                        Los empleados de todos y cada uno de los componentes del CLAN FAMILIAR, disfrutaban de lo lindo los días de la excursión, en la que no faltaba de nada, ni en comodidades, e incluso en actividades folklóricas, en las que TYLLOO era un gran experto y estaba encargado de las mismas.-  Las correrías por las extensas arenas rojas, donde la flora y fauna aún estaban vírgenes, era una gozada para los que no la conocían y en exclusiva para todos.-
                        Les guiaban, vigilaban y conducían un equipo de POLICIA DEL DESIERTO, organizado, nombrado y costeado por el Gobierno autónomo del DESIERTO ROJO, con amplios poderes del Estado.-  Toda la Policía del sector de la Ciudad del Desierto y sus tierras anejas estaba bajo el mando del GOBERNADOR ESPAÑOLO.-   El joven TYLLO junior, de la mano del abuelito MARCONI, recibía lecciones de la variada y desconocida flora y fauna que iban viendo y disfrutando a lo largo del camino durante las correrías excursionistas.-  
                         En las horas más calurosas del día se paraban a descansar a la sombra de los enormes y centenarios cactus que jalonaban  grandes extensiones y que tenía que ser respetadas.-  A lo largo del Desierto estaba prohibido deteriorar o llevarse nada que perteneciera al Desierto, incluida una piedra, si es que la encontraban en su camino, cosa al parecer muy difícil en aquellos mares de arena roja, en la que el calor se hacía pesado en algunas horas del día.-  Salir de la belleza incalculable de los gigantescos cactus, era perder parte del esplendor de las arenas. 



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