domingo, 25 de octubre de 2015

TYLLO EN MARTE

NENE-TYLLO Y MARIO

                      Los dos jóvenes, dieciseis años a punto y diecisiete hechos Mario, jaleados y un poco pillastres, con mucho ingenio y amplísimos deseos de divertirse y pasarlo bien en unas vacaciones tan extraordinarias y que esperaban que no se les dieran mal, deambulaban callejeando, entrando y saliendo de locales fiestero, no para beber, si no para ojear hermosas y atrevidas jovencitas.-  En uno de los locales, muy lujoso por cierto, entraron y se dirige a ellos un camarero con un papelito que se lo entrega al joven Nene, como familiarmente se le llamaba.-
                      Mientras que se adentraban entre el numeroso y abarrotado público, desde un alto escaño había varias manos femeninas que se agitaban con insistencia orientando a los dos jóvenes hacia ellas.-  ¿Tú crees que nos llaman para sacrificarnos, Mario?.- Yo creo que estas chicas están hasta la coronilla de los jóvenes de esta ciudad y aprovechan la ocasión que se les presenta para darles celos.-
                       ¿Y nosotros somos los conejillos de indias, Mario?.-  Ya verán la clase de conejitos que somos nosotros recién venidos de la gran ciudad y jaleados por enormes colas de chicas.-  Pero si tengo que hacerme un poco el conejito, mientras dejen entrar en la madriguera entre los diferentes animalitos, no tengo nada que oponer.-  ¿Tú las conoces, Nene?.-  Sí, estuvieron algunas de ellas en la fiesta de bienvenida el día que llegué y me asaetaron a miraditas.-
                       Hemos llegado al final del recorrido, chico, y ahora tendrás que hacer las presentaciones.-  Imposible, solo las conozco de un rato y no hablé más de media docena de palabras con alguna, ni sé como se llaman ni quienes son.-  Lo único que se es que si fueron invitadas a la fiesta de la familia deben ser hijas de altas personalidades de esta ciudad y por el lujo que llevan no ando equivocado.-
                      Llegaron al destino perseguido diciendo ¡hola¡ a voces, porque el ruido era ensordecedor.-  Besitos por aquí, besitos por allá, reajuste de asientos para acomodar a los recién llegados, caras oscas por parte de los chicos que acompañaban anteriormente a la media docena de  hermosas chicas, viendo cómo se les iban de las manos y cambiaban de cartel por los recién llegados.-  ¡Que siga la fiesta, dice Nene-Tyllo¡



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