lunes, 26 de octubre de 2015

TYLLO EN MARTE

                                              UNA PARADA MUY FRUCTIFERA     

                     El camino hacia la ciudad Roja y sobre todo la parada en aquel lugar, fueron provechosos para ir acercando y confiándose el uno al otro y como se suele decir, conociéndose personalmente.-  Hasta ahora se  encontraban en las reuniones del Clan y solo existían unas miraditas que decían algo sin definir el contenido.-  Ahora, tras la declaración de amor del alcalde a Mar-R y la propuesta de casamiento, las cosas quedaban muy claras.-  Tita, ahora mira menos por el retrovisor.-  Ah, truhan, que me estás vigilando.-  Hombre, que quieres es mi tita y tengo que vigilar porque la vas a desgastar.-  Los tres se echaron a reir.-
                      Sabes, alcalde?, que el camino de vuelta se me hace más alegre y corto que el de ida al Desierto.-  No me lo jures, que está bien claro, pero a mi se me ha hecho más provechoso que a ti.-  Quién sabe, pero eso el tiempo lo dirá, si es que te conviertes en mi tito, porque yo estoy viendo que lo tenéis muy claro los dos.-  Mar-R tienes un sobrino que me encanta, es más inteligente de lo que aparenta.-
                          Quieres que vaya un día a la alcaldía a visitarte?, pregunta el nene.-  Sí, si traes a tu tita contigo, porque yo no tengo argumentos para para pararte.-  Bueno, sé que en la oficina tenéis demasiadas cosas políticas que solucionar y como yo de política no entiendo te dejo tranquilo que soluciones tus problemas de primera autoridad de la ciudad.-  Se me ocurre preguntarte, piensas prohibir a mi tita que siga trabajando con la familia TYLLO?.-  Qué bien que lo montas, chico, quieres una contestación para que tu tita sepa a qué atenerse.-
                        No te preocupes, sobrino, la contestación la doy yo.-  Si no sigo en mi trabajo no hay boda.-  Y ahora qué puedes decir alcalde, dice el chico.-  La respuesta la ha dado tu tita y muy sabiamente.-  ¿Quién se opone a las decisiones de una mujer que tiene una gran inteligencia, porque si no fuera así no la tendría TYLLO de directora y en gran estima.-  Yo a quién quiero es a la mujer, a la que he prometido casarme y le daré todo el amor de que sea capaz, que es muchísimo.- ¡Gracias, dijo Mar-R¡    



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