domingo, 25 de octubre de 2015

TYLLO EN MARTE

NENE-TYLLO Y EL ABUELO EN EL RESTAURANTE

                    Desde la mesa que compartían los dos hombres se observaba el ir y venir de la riera.-  El joven pregunta a su acompañante, abuelo, tú conoces aquella barca que están atando en el amarradero?.-  Sí, y a las personas que vienen dentro.-  Y a ti que te parece que vienen buscando.-   Creo que en muy pocos minutos te lo van a decir, aunque el achaque de sorpre4sa es de que no sabíamos que estabais aquí.-  Y cómo consideras que se han enterado si hay en la riera varias docenas de restaurantes o tal vez varias centenas.-  No lo adivinas?.-  Tengo una idea que creo es la definitiva.-  Me la puedes anticipar?.-  Pero abuelo si tú también lo sabes como yo o antes que yo.-  Explícate.- En todo el territorio del Desierto, abuelo, todo lo que pase, bueno o malo, todo lo que se vea o suene, todo lo que se dice todo, inmediatamente que ocurra tiene que saberlo la oficina de Marci que es el encargado y, por supuesto, Españolo.-
                         Eres muy inteligente, pero toma nota de tus aventuras en esta ciudad, que también son todo y para Españolo y la Familia algo más que todo.-  Sí, lo he estado pensando, y paso que de en la ciudad estará sonando en los oídos de la familia.- Eso te recuerda que hay que afinar la inteligencia, cuando se quiere o se necesita estar al mismo nivel o si cabe por encima de los radares que ocupan el espacio bien distribuido de los dueños y señores del conjunto en elk que nos movemos.-
                        Tenemos la sorpresa encima.-  Si los veo venir con caras de sorpresa y los brazos abiertos.-  Les he dicho que tengan cuidado que me van a desgastar entre todos.-  Pero hijo, qué sorpresa.-  Eso le esta comentando al abuelo, la casualidad.-  Allí, ante los dos excursionistas estaba toda la familia, cuatro hombres y cuatro mujeres llenándolo de besos y de halagos y comentarios de lo bien que le sentaba el clima del Desierto, que lo encontraban más moreno y sonrosado.-
                       Estábamos comentando el abuelo y yo que se parecen aquellas chicas a las de la fiesta de anoche.- ¿Verdad, abuelo?.-  Así es.-  y yo le preguntaba cómo es que andan por aquí por este restaurante hoy, acaso es que viven por aquí?.-  Oh, no, cariño, habla Flor de Loto, viven en la ciudad y les gusta también realizar sus excursiones por la riera y comer en los restaurantes del lugar.-  Pura casualidad.- Sí, eso creoyo.



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