miércoles, 28 de octubre de 2015

TYLLO EN MSRTE

                                                  QUE BAILEN LOS NOVIOS

                     El banquete nupcial ha sido el más sonado en el Estado Rojo, desde que se conocen los banquetes de los altos magnates financieros del país, aunque nadie ha dado datos de la cuantía económica.-   Lo cierto es que ahora, agasajados los asistentes con el deslumbrante ágape, se dedican a seguir trasegando bebidas desde las abundantes y bien surtidas bodegas del país a sus sufridos estómagos.-  La música estimula y ayuda  para mantenerse de pie a muchos asistentes.-  Con los ánimos caldeados por tanto trajín, de todos los rincones salen voces pidiendo que bailen los novios, que no se pueden hacer de rogar, dadas las circunstancias del evento.-  Gran espectáculo de dos bailarines.-
                      A quienes no se han invitado a bailar por los espectadores, son a esos tres jóvenes que parecen beber los vientos por tres bellezas deslumbrantes desde que entraron en el local.-  Ahí están entre el bullicio bailador, entre un centenar de piernas pateando con fuerza la brillante solería del inmenso local.-  Los ojos brillantes y algo deslumbrados del resplandecientes brillo de la belleza, y los sueños volando entre blancas nubes en el espacio sideral del amor.-  De vez en cuando, las tres parejas se dignan echar una miradita a sus compañeros de aventuras amorosas, que parecen volar en la nada, entre sueños atrevidos de amor.-
                      Junior mira a su madre que baila con el famoso empresario Tyllo, su progenitor y amante padre, y a los dos les dedica una sonrisa, indicándoles  el majar amoroso que tiene entre sus brazos, bien apretadito y cuidado con mimo, para que no se estropee la figura despampanante de la diecisiete añera, que le siguen docenas de miradas admirando su extraña, cálida y exuberante belleza.- 
                       La engalanada fiesta organizada por el ingenioso y popular dueño del complejo urbanístico conjunto de hotel restaurante, imperio de la Familia Tyllo, el español que llegó a Marte sin una moneda de valor, solo con sueños, cerebro y una gran preparación informática.-  He aquí unos sueños hechos realidad, ambiciosos y en apariencia imposibles.-



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