LOS EXCARCELADOS
Cada día llegaban algunos individuos
forasteros, barbudos, sucios y malolientes.-
A los chiquillos nos preguntaban para llegar a la casa del pueblo.- Nosotros no entendíamos lo que significaba la
casa del pueblo, porque casas del pueblo eran todas.- Al parecer era donde se reunían todos los rojizos.- El hijo de Pío, el mayor y yo siempre
encabezábamos algunas correrías por el pueblo.-
Pero era pequeño y no lo dejaba la madre retirarse de la Plaza, sin
embargo a Maro si la dejaba conmigo
Cierto día llegó Maro donde
yo estaba echando de comer a los cerdos que teníamos para engordarlos, que
según mi abuelo, dos eran para nuestra matanza y siete para vendérselos a Pío
que él hacía matanzas para vender.-
Venía acompañada de su vecina de
enfrente, hija de un tal Anastacio, me dijo que venía el Tuerto de camino, con
algunos barbudos de los que llegaron días antes y traían un prisionero con las
manos atadas.- Como siempre, seguro que
iba al cementerio, q ue era lo de ellos.
Yo dejé mi trabajo y
nos fuimos tras la comitiva.- De camino
silbábamos con la contraseña que teníamos para reunirnos y cuando llegamos a la
carretera íbamos una pandilla de media docena.-
En el lugar denominado ‘’cochera de Pío’’ empezaba la carretera.- El tuerto dijo que nos volviéramos y se puso
furioso y dijo que nos iba a azotar.- Decidimos
hacerle caso, más acobardados por las amenazas.-
Los rojos siguieron
caminando por la carretera y, cuando tomaron la curva, nos miramos unos a otros
y puestos de acuerdo corrimos por la trocha del Pocacho, paralela a la
carretera, pero retirada.- Notros los veíamos
caminar y ellos no nos podían ver.- Se
dirigieron por un camino que lleva al cementerio.- Nosotros seguimos hasta las paredes del
camposanto.-
El cementerio estaba al
lado de la carretera, en una pendiente y, por la parte de arriba, el muro que
tenía estaba a un metro del suelo.- nos
escondimos detrás del muro que había muy cerca . Nosotros veíamos a los rojizos reunidos en el cementerio.- Somos los portavoces, somos los chiquillos
del pueblo los mejor informados de todos los acontecimientos, de las fechorías
o de las buenas acciones, pero aquí no hay buenas acciones, porque los rojizos
no son hermanitas de caridad.-
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