domingo, 25 de octubre de 2015

TYLLO EN MARTE

NENE-TYLLO

                       Mientras que desayunan, el chico le pide permiso a sus padres para dar un paseo en barca con el abuelo.-  Le conceden el permiso todo lo extensivo le sea necesario, pero recomiendan que no les anochezca.-  El abuelo mira a todos un poco sorprendido, ya que él no ha sido el autor del desaguisado, si es que lo querían tener ellos cerca.  De cualquier forma, al señor Marko se le llenan los ojos de lágrimas, que no puede contener de que resbalen por sus mejillas.-
                        Todos se estaban dando cuenta de la gran emoción que embargaba al abuelo, entre ellos el joven y sale en su auxilio.-  Abuelo, en primer lugar tengo que decirte que a lo mejor soy un poco egoísta en este caso, pero tengo necesidad de que hablemos todo el  día en tu idioma marteño, porque pronto tengo exámenes y necesito que no me suspendan.- La cara del abuelo se iluminó, aunque sabía que además de hablar en marteño tenía el pensamiento de hablar de algunas chicas en concreto y, como es natural,  siempre se dirigía a él en las cosas serias.-
                          No preparéis comida, dice el abuelo, quiero que comamos en alguno de esos restaurantes de la riera, en el que siempre hay gente interesante a con quienes comentar y a quienes observar.-  Y este joven que me reta a pasear espero no dejarlo en mal lugar.-  La conversación se animó y las risas salieron a flote, el abuelo desalojó sus ojos de lágrimas y le asomó una sonrisa de felicidad.-  Nene-Tyllo quería mucho al abuelo y era el consultorio particular en las cosas de la vida, que por su edad y experiencia era el mejor profesor que podía buscar.-
                        Como si alguien hubiera estado oyendo la conversación excursionista de los dos familiares del CLAN, o talvez por la casualidad de que alguien se fue de la lengua respecto a la excursión, el caso es que sobre las tres de la tarde regresaban los excursionistas a uno de los restaurantes de la riera, después de haber pasado un espléndido día entre árboles frutales y hortalizas y navegar hasta la dársena cercana al mar.-  Cuando entraron al restaurante le dice Nene-Tyllo al abuelo, mientras trataba  y repartía saludos y sonrisas de su estilo particular, quiero creer que tú no me has traicionado invitando a toda esta gente que parece que nos estaban  esperando.- ¿Desconfías de mí?.- No, mis disculpas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario